21 de septiembre, 2021
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La testosterona es una hormona sexual que tenemos tanto hombres como mujeres, pero que se produce en hombres a niveles muy superiores. El principal órgano que produce la testosterona son los testículos y en menor medida las glándulas suprarenales.
La testosterona está relacionada con la diferenciación sexual, es decir, cuando somos fetos, un nivel alto de testosterona produce la masculinización del feto. Años más tarde, durante la infancia y preadolescencia, los niños empiezan a producir testosterona y eso desarrolla los caracteres sexuales primarios (genitales) y secundarios (no genitales, como el vello, la musculatura, la voz, etcétera).
Los niveles de testosterona son máximos a los 20 años y se mantienen a ese nivel durante una década. Dentro de la cuarta década de vida (entre los 30 y los 40) los niveles de testosterona descienden, a aproximadamente un ritmo de un 1% anual. Algunas enfermedades, fármacos y situaciones pueden acelerar esa caída. Algunas de las enfermedades que producen disminución de la testosterona son la obesidad, la diabetes y la insuficiencia renal, hepática o respiratoria.
El consumo de algunos fármacos o drogas, como el cánnabis, los mórficos o la cortisona, además de algunos fármacos para la próstata, puede también producir unos niveles bajos de testosterona. Cuando la testosterona baja por debajo de un cierto punto, existen síntomas de hipogonadismo –los más frecuentes son la disminución del deseo sexual y el pensamiento erótico, y la disminución de las erecciones en fase REM (las erecciones nocturnas). En casos más avanzados puede existir disfunción eréctil, cansancio, problemas de sueño, obesidad y un largo etcétera.
Cuando tenemos unos niveles bajos de testosterona y además tenemos síntomas típicos, se puede determinar que existe hipogonadismo o síndrome de déficit de testosterona. El déficit de testosterona, a su vez, favorece la obesidad, los problemas cardíacos y de próstata, la diabetes y una larga lista en otras enfermedades.
Para tratar el déficit de testosterona se puede administrar testosterona de manera exógena, habitualmente mediante un gel o un inyectable. El tratamiento con testosterona es eficaz y seguro. Los únicos efectos secundarios –muy inhabituales- son la policitemia (aumento de los glóbulos rojos) y la alteración de los enzimas hepáticos. Las contraindicaciones del tratamiento son la neoplasia de mama o próstata, la apnea del sueño, la cardiopatía grave y los problemas de próstata.
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