Cuándo hay que inyectar testosterona y donde hay que hacerlo de manera correcta es la primera cosa que te voy a explica en este post. La segunda es cuando
te inyectas testosterona para rendir más. Entonces te explicaré cómo se usa, porqué es un problema y cómo te van a pillar (si es que compites).
¿Cuándo inyectar testosterona?
Los casos en los que hay que inyectar testosterona deben cumplir estos requisitos:
- Dos determinaciones de testosterona por debajo del límite normal.
- Síntomas de déficit de testosterona (disfunción eréctil, etc…)
- No deseo de tener hijos.
- No otras contraindicaciones.
- Periodo de 3 meses de tratamiento tópico (con gel, actualmente) de testosterona sin efectos secundarios.
Si cumples todos estos criterios, entonces está indicado en tratamiento con inyección de testosterona. En mi opinión, el mejor producto en esta situación es el
undecanoato de testosterona (
Reandron en España, Nebido en muchos otros países). Otras preparaciones que se inyectan semanal o mensualmente tienen menor calidad y producen fenómenos de sobredosificación e infradosificación, y no te los recomiendo.
Si no hay otro remedio y no puedes conseguir undecanoato de testosterona, mi consejo es que sigas con los geles tópicos.
¿Dónde se administra?
La testosterona se debe inyectar
intramuscular. Inyectarla intravenosa implica un gran riesgo para la salud, y no se aconseja. Habitualmente, dada la distribución de masa muscular, suele pincharse en cuadrante súpero-externo del
músculo glúteo (para evitar el nervio ciático) o en el
músculo deltoides.
En general el tratamiento se realiza cada 10-14 semanas.
Inyectar testosterona para rendir más: testosterona para deportistas
Ya hemos visto en posts previos el efecto que ejerce la hormona sexual masculina, la testosterona, sobre el metabolismo óseo y muscular contribuyendo al aumento de la masa muscular, la fuerza y la resistencia. Todos estos efectos son perseguidos por los
deportistas para aumentar su rendimiento, así que no es de extrañar que la testosterona sea la hormona utilizada más frecuentemente de forma fraudulenta en el ámbito deportivo para lograr el efecto anabólico que produce sobre las células del organismo.
La testosterona usada para fines
anabolizantes suele administrarse mediante
inyecciones intramusculares, a nivel muscular se crean depósitos oleosos intramusculares de liberación continua y de excreción gradual que producen modificaciones en el perfil sexual del paciente alterando la fertilidad y los órganos sexuales (no es de extrañar que presenten testes disminuidos de tamaño o alteraciones en el lívido sexual).
Para identificar a los deportistas que usan de forma fraudulenta esta hormona únicamente es necesario un test analítico que evalúe la relación de la testosterona con su isómero óptico: la
epitestosterona. En condiciones normales únicamente la testosterona endógena se transforma en epitestosterona, por lo que la testosterona que inyectamos o aportamos artificialmente no se transforma en epitestosterona; de este modo la relación T/E se ve modificada. Según la
Agencia Mundial Antidopaje WADA, cuando la concentración de
testosterona es seis veces mayor que la de la epitestosterona (T/E) se puede considerar que se está ante un caso positivo de abuso de testosterona (en condiciones normales esta relación está entorno 1- 2).