28 de septiembre, 2020
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Las Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS) no son exclusivas del siglo XXI, existen escritos que se remontan a la época clásica, y seguramente en la prehistoria ya existía el contagio de estas enfermedades porque no hay que olvidar que están relacionadas con la práctica sexual y el sexo es imprescindible para la procreación de la especie humana. Lo que sí que hay que destacar es que actualmente existe una alta incidencia a nivel mundial con un notorio crecimiento en las últimas décadas.
A finales del siglo XVI fueron llamadas por Jacques de Bitencourt enfermedades venéreas (de Veneris, genitivo latino del nombre Venus, la diosa romana del amor), Siboulei las califica como «Efectos colaterales del amor», y posteriormente se conocen como «Enfermedad social» y/o» Enfermedades de transmisión sexual «. En la actualidad corresponden a un conjunto de infecciones agrupadas por tener en común la misma vía de transmisión: de persona a persona, a través de las relaciones sexuales por vía vaginal, oral, o anal, independientemente de que la etiología responde a diferentes agentes microbiológicos con diversidad de signos y síntomas clínicos y que muchos de estos gérmenes compartan otras vías de transmisión.
Las ETS por virus , tienen un gran impacto social, económico y de salud que generan complicaciones devastadoras, no sólo por la propia enfermedad, también por la infección vertical en el momento del parto y las complicaciones perinatales, tienen un papel oncogénico conocido siendo factores de riesgo para la neoplasia de cérvix por ejemplo como es el caso del virus del papiloma humano. Estas enfermedades víricas no tienen cura, el arsenal terapéutico antiviral tienen un alto costo y la profilaxis aún sigue siendo la mejor manera de combatirlas.
La información recibida de diferentes países indica que la mayor proporción de casos de ETS ocurre en personas entre 15 y 49 años y que existe una mayor vulnerabilidad biológica y social en la mujer para contraer una ETS. Estas infecciones constituyen una epidemia en la mayor parte de los países del mundo y en los últimos años se han descrito más de 50 síndromes clínicos diferentes relacionado con éstas.
Aún cuando de ellas se conocen lo necesario para no infectarse, no hemos logrado ni con mucho disminuir su incidencia y soñamos con la aparición de una droga que cure el sida o una vacuna con fines de inmunidad contra el VIH. Entre las ETS más frecuentes, destacamos las producidas por el virus del papiloma humano, el virus del herpes simple y los virus de la hepatitis A y B. Si necesitas un urólogo, puedes contactar conmigo aquí.
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