ROC Clinic
912 627 104 P.º del Gral. Martínez Campos, 17, 28010 Madrid
Este tema de los cuestionarios para la disfunción eréctil un poco árido. Es una duda que sobretodo tienen urólogos y médicos de cabecera, porque perciben el cuestionario como algo innecesario, largo y que no aporta valor. En parte, tienen razón. También algunos pacientes ven raro el hecho de tratar de numerizar el sexo. Pero en este post te voy a explicar para qué sirve un cuestionario para medir la erección y que puedas valorar su verdadera utilidad.
Un cuestionario es una serie de preguntar estandarizadas. Una manera de preguntar o recoger datos sobre un tema en el que el método es siempre el mismo. Se llaman validados porque, antes de usarlos en población de estudio, se validan.
Pues significa, en primer lugar, habitualmente reunir a una serie de expertos en un campo para determinar las preguntas a hacer o datos a recoger. Después se hace un análisis lingüístico, que básicamente es comprobar que la gente entiende lo que estás preguntando. Posteriormente se realiza una prueba de solidez, para ver si una persona contesta lo mismo a la misma pregunta pasado un cierto tiempo (te sorprendería ver la gente que cambia las respuestas).
Si es posible, se intenta siempre usar un cuestionario previo o algún dato objetivo para tener un «ancla» con la realidad de la disfunción eréctil, con algo que ya se usa y sabemos que aporta resultados fiables. Validar un cuestionario es un trabajo muy académico y muy necesario (aunque no es el trabajo más sexy del mundo, te lo digo por experiencia).
Te pongo un ejemplo en el campo de la sexualidad. Los cuestionarios se empezaron a usar en disfunción eréctil al aparecer sildenafil. Como sildenafil es un fármaco que fue descubierto en un laboratorio farmacéutico con un background cultural occidental, una de las preguntas razonables que hacía el primer cuestionario sobre la disfunción eréctil incluía el término «pareja». En algunas culturas o idiomas, ese concepto no existe. No existen las «parejas» del mundo occidental. O es tu «esposa» o no lo es, pero no existe otra variante. Eso hace que las traducciones literales en otras culturas o países puedan no siginificar lo mismo exactamente, y por lo tanto arrojan información inválida.
Otro ejemplo más: la definición de disfunción eréctil se resume en «incapacidad para tener una erección suficiente para tener una relación sexual satisfactoria«. ¿Crees que «suficiente» y «satisfactoria» significan lo mismo e implican el mismo grado de perfección en todas las culturas? ¿En Japón y en España? ¿En Canadá y en Senegal?
Está claro que estos matices son importantes a la hora que el número que sale de un cuestionario refleje la realidad de la manera más veraz posible.
Es muy variable, pero en general el resultado es un número.
En el caso de la erección, lo que obtenemos es un número que refleja la intensidad de los problemas de erección. Mucha gente dice -y estoy de acuerdo- que un número no puede reflejar el sexo. La idea es trocear en sexo en el mayor número de componentes posibles para estudiarlos y numerizarlos todos, para así tener un cuadro general lo más exacto posible.
Muchos cuestionarios arrojan resultados del tipo disfunción eréctil sí – disfunción eréctil no. Aún más interesantes son aquellos cuestionarios para la disfunción eréctil cuyos resultados nos dan una escala de grises del tipo disfunción eréctil no – disfunción eréctil leve – disfunción eréctil moderada – disfunción eréctil severa, puesto que reflejan mejor la realidad.
A veces el cuestionario da sencillamente un número que tiene distintos puntos de corte. Se considera que así se pierden menos información, aunque también es un poco menos intuitiva de interpretar.
En cualquier caso, como creo que estás viendo, estos de los cuestionarios tiene mucha miga.
Hay literalmente toneladas de ellos, y yo te voy a explicar los más importantes para mí, y los que yo utilizo.
El cuestionario clásico es es Internation Index of Erectile Function (acrónimo IIEF), que son 17 preguntas que exploran de manera más o menos amplia la erección, el deseo y la actividad sexual. El problema es que son demasiadas preguntas y sobre temas diferentes, por lo que solo se usa en ámbito experimental.
A partir del anterior se creó el IIEF-5, que es una selección de las 5 preguntas más importantes del IIEF. Opino que sigue siendo muy largo, y que algunas preguntas aportan poco. Otro de los puntos débiles es que sus respuestas siguen la estructura de la escala de likert (todo, mucho, bastante, algo, casi nada, nada) que es intuitiva pero a veces aburrida de contestar. La gente a veces tienen a elegir respuestas medias porque les da la sensación de que los extremos son malos.
El cuestionario SEP (Sexual Encounter Profile) es un cuestionario de 5 preguntas si-no. Tiene la ventaja de que es sencillo y rápido. Mezcla erección y satisfacción, pero creo que algunas de sus preguntas son muy útiles.
Finalmente, el Erection Hardness Score (EHS) . Aunque se le critica que es grosero en la medición, se trata de un cuestionario de una solo pregunta con 5 respuestas posibles, y que está armonizado con el IIEF-5 y validado al español.
Mi anamnesis siempre incluye el EHS, SEP 3 e IIEF-12.
Dr Eduard García Cruz
Bueno, todo esto que te cuento está muy bien (un poco un rollo, ¿no?), pero…
Todos los cuestionarios sobre disfunción eréctil que conozco se han validado sobre población heterosexual. No me parece mal porque es la mayoritaria (80% aproximadamente). Sin embargo, me parece personalmente muy poco afortunado que no se haya hecho el esfuerzo académico o desde el sector farma de validar un cuestionario para población homosexual o bisexual.
No solo porque es discriminatorio, sino porque eso nos impide a los investigadores el hecho de incluir pacientes homosexuales en ensayos clínicos. Y eso impide a esas personas acceder a los ensayos clínicos y los tratamientos más novedosos. El motivo (o la excusa, depende de cómo quieras verlo) es que en esa población no existe ningún instrumento validado para medir la función eréctil.
Un cuestionario para la disfunción eréctil es la mejor manera, aunque imperfecta, de analizar la sexualidad en general y la función eréctil en particular. Siendo un tema un poco bronco, son vitales a la hora de obtener datos robustos y veraces sobre los hombres a los que queremos ayudar.
Me llamo Eduardo García Cruz y soy urólogo y experto en sexualidad masculina, con más de 15 años de experiencia (disfunción eréctil, eyaculación precoz, testosterona, Peyronie, implante peneano y cirugía genital masculina…).
Ha ayudado a más de 25.000 hombres y ha realizado más de 2.000 cirugías.
Me he formado en el Departamento de urología del Hospital Clínic de Barcelona, uno de los mejores servicios de urología del mundo. He publicado más de 50 artículos en revistas médicas de prestigio y estoy Doctorado Suma Cum Laude por la Universitat de Barcelona.
Se me ha considerado uno de los mejores 50 médicos de España.
Actualmente, ofrezco consulta online y consulta presencial en Madrid y Barcelona, en dos clínicas TOP con la mejor tecnología para ayudar a mis pacientes a solucionar sus problemas en la esfera sexual masculina.
Eduardo García Cruz
Núm. Colegiado: 080835636
Clínica de andrología para el tratamiento de la disfunción eréctil
912 627 104 P.º del Gral. Martínez Campos, 17, 28010 Madrid
932 123 743 Via Augusta, 281, 4ª PLANTA, 08017 Barcelona